Un joven que huía de un tigre comenzó a caer por un precipicio, pero con una extraordinaria habilidad logró aferrarse a una endeble rama de un árbol que crecía en la ladera del precipicio. Miró hacia la cima y vio al tigre aguardando pacientemente por él. Miró hacia abajo y vio el fondo del precipicio a unos mil metros de distancia.
El joven estaba atrapado entre el tigre y el precipicio, mientras la endeble rama del arbusto comenzaba a ceder, presagiando un trágico desenlace.
A su lado, vio un pequeño arbusto que ostentaba unas seductoras frutas rojas. Las frutas estaban maduras.
Entonces estiró su brazo para tomar una las apetitosas frutas. Se la llevó a la boca y sintió un exquisito sabor que encendió su paladar, y dijo: ¡Qué fruta tan exquisita!
¡Fin de la historia!
Comentario:
Uno de los secretos que entraña el buen vivir, es el prestar atención al momento presente y obtener de él, el mayor provecho posible.
En esta aleccionadora historia, el difícil momento por que atravesaba el joven, no le impidió disfrutar de la sabrosa fruta, que también estaba a su alcance. No solo la tragedia lo asechaba, también estaba allí la posibilidad de deleitar su paladar. ¿Por qué no disfrutar de ese momento?
No permitas que las dificultades por las que atraviesas, te metan de cabeza en una sombría existencia, y ten en cuenta las hermosas posibilidades que te ofrece la vida. Solo tienes que estirar el brazo ;o)